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Primer paso: crear nuestro propio Entorno Personal de Colaboración

Siguiendo la idea de llevar a cabo un aprendizaje conectado y con conciencia, el primer paso para ponernos en situación consiste en la creación de nuestro propio Entorno Personal de Aprendizaje (PLE, por sus siglas en inglés Personal Learning Environment). Todos, desde pequeños, hemos ido aprendiendo a través de un entorno que contaba con diferentes elementos: familia, colegio, amigos, televisión…así que esto del PLE no es nada nuevo, tal como me comentaba Pablo Barrios, con quien trabajo en equipo en la elaboración del curso «Estrategias de Aprendizaje Colaborativo».

Pero en la actualidad, al PLE tradicional se le ha unido el del mundo digital, que pone a nuestro alcance multitud de oportunidades para aprender, crear, relacionarnos, compartir… La avalancha de posibilidades es tal, que si no somos capaces de tomar conciencia y organizarnos caeremos irremediablemente en la infoxicación, perdiendo buena parte del potencial que tiene la red.

Para saber de una manera clara y rápida qué es un PLE, este video de Linda Castañeda está genial.

Desde el punto de vista del movimiento colaborativo, es muy interesante el concepto de PLE debido a que promueve la autogestión y la autonomía en nuestro aprendizaje, al mismo tiempo que contempla un fuerte componente social, a través de la Personal Learning Network (PLN), que viene a ser la red de personas con las que comparto mis reflexiones, creaciones, dudas, experiencias…y con la que enriquezco mi conocimiento.

Precisamente, cambiar nuestro estilo de vida a favor del movimiento colaborativo, pasa por hacer exactamente lo mismo pero a mayor escala,  traduciendo en iniciativas colaborativas el resultado de una parte o de todo nuestro PLE. Es decir, lo que podríamos definir como un Entorno Personal de Colaboración estaría constituido por nuestro PLE, como un factor fundamental y precursor de la creación de nuevos entornos, comunidades o redes colaborativas a través de las cuales, por ejemplo, consumimos, trabajamos, financiamos nuestros proyectos, participamos socialmente, viajamos, nos movemos, accedemos a servicios, entre otros.

En este enlace de la revista Yorokobu, de la que siempre digo que me reconcilia con el periodismo y me hace vivir unos viajes «terapéuticos» en Vueling gracias a su diseño y contenido, hay varios ejemplos de hasta dónde somos capaces de llegar cuando actuamos colaborativamente.

Artículo de Yorokobu, Alternativas colaborativas para no quedarse en el inmovilismo

Dejar atrás costumbres habituales poco eficientes y cambiarlas por nuevos hábitos propuestos desde el movimiento colaborativo, no es tarea fácil, lleva su tiempo y dedicación. Para ello, primero hay que tener una voluntad del tamaño de la hazaña, es decir, bastante grande, y segundo, apoyarnos en recursos tecnológicos que facilitan esta toma de conciencia y organización necesaria para poder gestionar nuestro Entorno Personal de Colaboración.

Mi experiencia en este sentido es que se avanza lentamente, pero con paso firme. Hasta el momento, las propuestas colaborativas que me han dado mejor resultado han sido las relacionadas con los viajes, concretamente, Couchsurfing y Airbnb, han cumplido su cometido a la perfección, así como, en lo relacionado con el consumo, los mercados de trueque. En el intento estoy con otras que tienen que ver con la movilidad, intercambio de casa, banco del tiempo… y, por supuesto, sueño con poder construir mi propia casa de manera colaborativa a través de iniciativas open source, ni se me pasa por el pensamiento formar parte del negocio bancario-inmobiliario convencional.

Bien, seguiremos hablando de cómo crear nuestro Entorno Personal de Colaboración, por eso el siguiente paso será abordar varios recursos tecnológicos muy útiles para conseguir poner algo de orden y concierto en nuestro «escritorio» y en nuestra cabeza, con el objetivo de disfrutar al máximo de aquello que nos interesa y de lo que queremos formar parte.

Y recogiendo las preferencias de una de esas personas que con su forma de enseñar te ayudan a que descubras cómo te gusta aprender, mi profesora en la Uned, Georgina Cherta, sigo pensando que… «hay que hacer que las cosas SUCEDAN»

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julio 7, 2013 · 9:12 pm